Bienvenid@s

Estoy convencido de que la unión hace la fuerza, como los granos de una uva dan la mejor cosecha de vino. Por eso brindo este espacio para que podamos echar en el mismo lagar todos nuestro mejores granos y asi ir construyendo una parroquia y pueblo mejor.

viernes, 28 de junio de 2013

Racimo de la Palabra- 13 Domingo del T.O. -C-

Lectura del primer libro de los Reyes 19,16b. 19-21 

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: - Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén. 
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. 
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: - Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo. 
Elías le dijo: - Ve y vuelve; ¿quién te lo impide? 
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad. 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; 
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». 
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; 
mi suerte está en tu mano. 

Bendeciré al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. 

Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 
y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4,31b_5,1. 13-18 
Hermanos: 
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo». 
Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal, que no hacéis lo que quisierais. Pero si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-62 
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. 
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. 
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: 
- Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos? 
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. 
Mientras iban de camino, le dijo uno: - Te seguiré adonde vayas. 
Jesús le respondió: - Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. 
A otro le dijo: - Sígueme. 
Él respondió: - Déjame primero ir a enterrar a mi padre. 
Le contestó: - Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. 
Otro le dijo: - Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia. 
Jesús le contestó: - El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.

viernes, 21 de junio de 2013

Racimo de la Palabra, ¡es domingo!

evangelio según san Lucas 9,18-24 
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: - ¿Quién dice la gente que soy yo? 
Ellos contestaron: - Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. 
Él les preguntó: - Y vosotros, ¿quién decis que soy yo? 
Pedro tomó la palabra y dijo: - El Mesías de Dios. 
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. 
Y añadió: - El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Y, dirigiéndose a todos, dijo: - El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.

coge-la-cruz-de-cada-dia-faCada día tiene su cruz. La cruz nos lleva al camino de la gloria, de la vida. Pero no podemos llegar a la meta sin la cruz.
Cuando cargamos con la cruz de corazón nos negamos a nosotros mismos, porque no pensamos en clave egoísta sino que sintonizamos con Aquel que cargó con el madero.
Cada día tiene sus cruces o la misma cruz. La cruz es árbol de donde también brota la esperanza. No podemos quedarnos en una visión negativa u oscura. La fe nos lleva a la Vida e ilumina la vida presente.
Cojamos cada uno nuestra cruz y animemos a nuestros hermanos a cargar con la suya. Cada uno tenemos las nuestras. Y si podemos, seamos un poco cirineos de aquellos que no puedan con la suya. Es la manera más hermosa de morir a nosotros mismos.
Contemplemos nuestra agenda, nuestro tiempo, en clave de donación y de amor.
Dibujo: Patxi Velasco Fano
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
blogs.21rs.es/kamiano

jueves, 20 de junio de 2013

para el verano, un racimo de sed


¿Anorexia de Dios?

GUZMÁN PÉREZ MONTIEL
Viernes 1ro de febrero de 2013
Publicado en alandar nº295
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo» (Jn 6,51)
Hace un tiempo, hablando con una joven sobre sus dificultades para la oración y para dejar que Dios tenga “hueco” en su vida, me definía su actitud interior con estas palabras: “Es como si estuviera anoréxica de Dios”. Aquella expresión me pareció muy sugerente y, desde entonces, la he traído a la memoria varias veces. Es posible que esa “anorexia de Dios” esté más extendida de lo que creemos, especialmente en nuestra Iglesia, entre las mismas personas que nos decimos creyentes.
Me explico. Sabemos que la anorexia es un síntoma de inapetencia que puede ocurrir en circunstancias muy diversas. La más común es la que va asociada a una pérdida autoinducida de peso y acompañada por una distorsión de la imagen corporal. La anorexia a la que yo me refiero no está en ningún manual de medicina, pero tiene muchos paralelismos con la que acabo de definir.
La “anorexia de Dios” vendría a ser la inapetencia o falta de apetito espiritual. Es vivir sin necesitar a Dios, sin que nos apetezca o deseemos acercarnos a Él. A veces porque nos da reparo y otras, porque “hay muchas otras cosas más importantes que hacer”. Creo que también sucede porque este alimento que Dios nos da a veces tiene un regusto amargo y comulgar con Él nos complica ciertamente la existencia. No cabe duda de que el trago de asumir el cáliz de Jesús no es fácil de digerir. En foros de discusión o en conversaciones más o menos informales con “personas cristianas comprometidas” o agentes de pastoral (sacerdotes, personas religiosas o laicas), suele surgir el tema de por qué la juventud tiene tanta dificultad o reparo en acercarse a Dios, en estar abierta a la experiencia de fe. Y, a menudo, se concluye responsabilizando de esta situación al ambiente social y familiar, a la superficialidad de nuestra cultura y de esa misma juventud —un bando— o tal vez a la rigidez o incoherencia eclesial, a la intransigencia de la jerarquía —otro bando. Quienes vivimos y trabajamos diariamente con jóvenes, en el fondo, sabemos que esto es algo más complejo y que nos implica, pero estas explicaciones a menudo nos vienen muy bien para justificarnos y tener más tranquilidad. Tengo la impresión de que también en la tarea de evangelización podemos tener “anorexia de Dios”. Ahora que nos pasamos el día hablando de nueva evangelización me resulta preocupante no solo que nos pueda faltar ese apetito a las personas cristianas comprometidas, sino más aún que creamos que los demás hombres y mujeres tampoco tienen hambre de Dios, que eso es lo último que necesitan. Por unas razones o por otras, muchas veces les ofrecemos de todo, menos a Dios… Nos quedamos a las puertas, pero no nos atrevemos a despertar en ellos el apetito ni la sed más profundas, a suscitar el encuentro personal con Jesús y su Evangelio.
Es como si el “menú” de nuestro “restaurante” solo tuviera “entrantes”. O como si pusiéramos la experiencia de fe únicamente como la “guinda del pastel”. Unas veces porque nos centramos —y a veces nos conformamos— en transmitir valores, en promocionarles humanamente sin abrirles a una experiencia más honda y otras, porque queremos que “practiquen” la fe sin asumirla ni interiorizarla, o que “militen” en la Iglesia para que se vea que somos muchos y muchas, aunque sea de manera acrítica y poco madura. Yo creo que unas y otras actitudes, en el fondo, denotan falta de fe. Porque ponemos la fuerza de nuestra evangelización en nosotros mismos, no en Dios. Creemos que solo con nuestras acciones vamos a transformar la sociedad y el corazón de las personas o que la fuerza de la masa y los ritos van a producir automáticamente creyentes con convencimiento y compromiso. No les tiene que gustar lo nuestro; les tiene que gustar la persona de Jesús y su Reino. Hoy sigue habiendo jóvenes, aunque mucha gente no lo crea, que buscan “algo más” en su vida. Jóvenes que agradecen la oportunidad de tener espacios de silencio, de interioridad, de encuentro profundo con el Dios que habita en nuestra vida. Y esperan de nosotros y nosotras que les ofrezcamos, sobre todo, caminos para hacer esa experiencia personal y comunitaria de la fe. Ojalá sepamos incluirla como “plato principal” de nuestro menú. No vaya a ser que crezca más esa “anorexia de Dios” por nuestra inapetencia o falta de fe. No privemos al mundo —y sobre todo a los y las jóvenes— de probar y aprender a saborear el manjar más suculento que nos ha sido dado: Jesús, el pan de Vida.

sábado, 15 de junio de 2013

4º RACIMO SOLIDARIO: Día solidario

Un año más animados por el grupo de Cáritas parroquial y en sintonia con todos los grupos del Iregua nos disponemos a celebrar este domingo el DIA SOLIDARIO: RACIMOS DE SOLIDARIDAD. Distintas actividades: diversas degustaciones, puestos artesanales de venta: pulseras, plantas, huevos, dulces, tambien diferentes talleres: gena y chapas; tiendas solidarias PROCLADE y la Tienda de la solidaridad, nos recordarán todo lo del comercio justo mundial; este año hasta hinchables para chavales.
Hay una gran colaboración de voluntarios y asociaciones, grupos espontanenos y organizados de la iglesia y civiles. Esos son nuestros granos para hacer este racimo solidario y asi colaborar con EL FONDO DE SOLIDARIDAD que tenemos en la Iglesia Riojana. Invitación a todos a disfrutar del encuentro, sensibilizarnos que entre todos podemos hacer muchas cosas y luchar contra la crisis y ayudar a los demás que eso es de lo que se trata. Sí ya sabemos que un grano no hace una cosecha de vino pero todos son necesarios. La fiesta tendrá su eclosión con un flash mow: Balada Boa que en la fiesta del Apa del Cervantes estrenaron.

jueves, 13 de junio de 2013

Racimo de la palabra - Domingo 11

SAN LUCAS 7, 36-8, 3
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
-- Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.
Jesús tomó la palabra y le dijo: --Simón, tengo algo que decirte. Él respondió: --Dímelo, maestro. Jesús le dijo: ---Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó: --Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús le dijo: --Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: --¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: --Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre sí: --¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: --Tu fe te ha salvado, vete en paz. Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Jesús viene a arreglar nuestras averías. Pero para ir al mecánico, al médico, al sacerdote, al hermano, hemos de reconocer que algo le ha pasado a nuestro coche.
La mujer del Evangelio se acerca a Jesús, porque sabe cómo está, cuál es su situación, su limitación, su historia, su pecado. Se vuelca en Él, que es fuente de perdón y de misericordia.
Solo Jesús puede dar el perdón y la alegría, ante la frágil carrocería de nuestra humanidad. Abrámonos a su acción, a la acción del Espíritu, para que el vehículo de nuestra vida pueda circular con su dignidad de hijo de Dios y hermano de un mundo a veces demasiado accidentado y triste.