- 1ª semana: Toma como texto de la semana Jn 10,10 y trata de no colaborar a la decepción de quien está quemado.
- 2ª semana: Toma como texto Jn 8,11 y no digas palabras duras contra quien no vive la moral que vives tú.
- 3ª semana: Toma como texto Mc 3,21 y trata de ser fraterno con quien vive en desestructura social.
- 4ª semana: Toma como texto Mc 7,37 y comparte un poco el silencio obligado de los sin voz.
- 5ª semana: Toma como texto Jn 3,29 y trata de sembrar en tu entorno gusto por la vida.
sábado, 8 de marzo de 2014
Racimo de 40 días: Cuaresma-4
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Racimo de 40 días: CUARESMA -3
ACOMPAÑAR A QUIEN ESTÁ EN TIERRA DE NADIE
Para “aprender” a situarse mejor en esta tierra de nadie que anhela la aurora, un buen ejercicio práctico es animarse a acompañar a quien anda en tales lugares.
- Acompañar a quien está decepcionado del sistema, de la Iglesia, de la sociedad: Acompañarle tratando de relativizar, matizar, situar mejor, valorar elaborando el conflicto, de manera que el resultado no sea tan demoledor y ayude a levantar los hombros con un poco más de esperanza.
- Acompañar a quien está marcado desde el punto de vista moral o social: Hacer nuestros sus anhelos; no quitar hierro banalizando su situación. Sembrar la certeza de que la deshonra no la llevan ellas sino quienes les victimiza; abrirles la sonrisa, las manos y la vida lo más que se pueda.
- Acompañar a quien camina sin estructuras familiares, sociales, psíquicas: Intentar si no entenderles, al menos no cargarles de más peso. Respetar sus para nosotros “extrañas” decisiones. Implicar al hecho social en el asunto: son parte del hecho social.
- Acompañar a quien vive en la tierra de nadie de la soledad, el silencio, la vida vivida con disgusto, el dolor siempre presente: No dar ánimos insensatos; estar ahí de la manera más callada posible; intentar aportar algo de luz de la manera más sensata y ceñida a la realidad posible; aguantar con ellas que son quienes más aguantan.
- Acompañar a quien ha olvidado cómo se canta, cómo se disfruta, cómo es la alegría simple: Hacerlo con el mejor talante posible; asumir esa pena sin contagiarse de ella; insistir mil veces en que hay zonas de sol y de disfrute sencillo.
No son acompañamientos sencillos, ni “agradables”. Pero esta es la verdadera “penitencia”, el cambio real que se nos demanda en la Cuaresma. Hay que creer que estos comportamientos contribuyen al acercamiento de la “aurora” anhelada.
Fidel Aizpurúa, capuchino
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Racimo de 40 días: CUARESMA-2
VIVIR LA CUARESMA COMO QUIEN ESPERA LA AURORA
Muchos inmigrantes subsaharianos esperar en el monte Gurugú de Marruecos, durante meses, la oportunidad de saltar la valla de Ceuta. Están en tierra de nadie porque son habitantes de un mundo que les olvida. Pero ellos, a su manera, esperan la “aurora” de una vida mejor.
Estar en tierra de nadie esperando la aurora. Esa es también la situación de bastantes creyentes. Hay quien no necesita esperar nada, porque está bien donde está. Hay quien no espera nada, porque ha desesperado de todo. Pero hay también personas creyentes que están una especie de tierra de nadie, tanto espiritual como práctica, pero no han dejado de esperar una aurora, un tiempo de novedad como el que anunció el Vaticano II y que, luego, en gran medida se ha visto truncado. Siguen a la espera, “como centinelas”, atentos y con los ojos abiertos, lúcidos y críticos, benignos más allá de cualquier dolor.
Nos preguntamos si la Cuaresma no podría ayudarnos a vivir este momento no con un sentimiento de derrota, apocamiento y, menos todavía, amargura, sino lo contrario: un tiempo que anuncia la aurora, que habla de atisbos que merece la pena tener en cuenta, que mantiene la utopía de una vivencia de lo cristiano en una razonable actualidad. Lo hacemos en ese afán por dar también un sentido al tiempo de la Cuaresma, tiempo que prepara la Pascua, el gran anuncio de la aurora del Reino.
Fidel Aizpurúa, capuchino
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Racimo de 40 días: CUARESMA
Sacado de la Revista Vida nueva el mensaje del Papa Francisco para esta cuaresma
La pobreza de Cristo
- 1. “Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: ‘Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…’. Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre”.
- 2. “Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto!”.
- 3. “Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”.
- 4. “Cuando Jesús nos invita a tomar su ‘yugo llevadero’, nos invita a enriquecernos con esta ‘rica pobreza’ y ‘pobre riqueza’ suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29)”.
El testimonio de los creyentes
- 5. “La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo”.
- 6. “Los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza”.
- 7. “La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad (…) Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir”.
- 8. “No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! (…) Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud”.
- 9. “Esta forma de miseria [moral], que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso”.
- 10. “La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.
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