El martes pasado, día 13, llegaron quince cicloperegrinos polacos a nuestro pueblo. Nos habían pedido alojarlos fuera de las rutas habituales. La primera sorpresa es que todos asistieron a la Eucaristía de la tarde, que concelebró un sacerdote y dos diáconos que iban en el grupo. Así nos salió una misa bilingüe. Luego les ofrecimos un relajante baño en la piscina de Carmen Foncea. Cuando lo oyeron que había baño no se lo podían creer, por supuesto que les sentó genial. Mientras tanto un grupo maravilloso de gente improviso una suculenta y reconfortante cena: tortillas varias clases y un montoncito de cosas más regadas por nuestro mejor vino. ¡Como lo degustaron!. Tanto que luego compraron 11 cajas para llevarlas a Polonia.. Durmieron en las salas parroquiales y hasta en el pasillo. Los tenderetes por las escaleras. Alguno que otro roncaba y se oía bien. Y por la mañana tras otros suculento desayuno que arramplaron con todo. Foto oficial y bendición de salida. Querían llegar a Burgos. Se fueron supercontentos y superagradecidos. Una tarde muy interesante.
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UNA JORNADA DE LO MÁS INTERESANTE, UNA PENA QUE NO ME ENTERARA PARA PODER HABER ASISTIDO A LA EUCARISTÍA. ME ALEGRO QUE TODO SALIERA TAN BIEN Y QUE SE MARCHARAN CONTENTOS DE LA HOSPITALIDAD QUE RECIBIERON
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