Para los que no somos iniciados, vamos a entender hogueras. Así tenemos todo ya preparado para celebrar una fiesta relámpago, pero muy arraigada y entrañable en nuestro pueblo. Y con poca cosa como símbolo: una vuelta al pueblo, unas hogueras encendidas para asar la panceta y el choricillo, una patatas asadas y un vaso de vino. Esto es lo oficial. Siempre se adorna con otras cosas. Y se empieza a brindar por la navidad degustando los turrones y dulces. Pero lo que me llama la atención es que se vive en cuadrilla, desde los más peques hasta los mayores. No importa cuanta gente, pero si hacerlo en la armonía de la cuadrilla, donde cada uno aporta algo para bien de los demás. el marcho que da calor a una amistad y a un suavizar el rigor del frío, el rigor de las tensiones sociales.
Al menos quiero ver una parábola en acción. Como si la fiesta fuera quemar todas las tensiones ente vecinos, partidos, enemistados o de opiniones e ideologías diferentes. Tenemos algo en común disfrutémoslo. Mejor que la competitividad es los granos de la complementariedad y el enriquecimiento mutuo. Que tu te lo pases bien para que todos nos lo pasemos bien. Y eso si, con sencillez y austeridad de la patata compartida, del vaso y la costilla. Siempre dejándonos buen dulce en los labios y en el pueblo. ¡Felices marchos para todos!
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Este año he disfrutado cómo nunca este día ya que he tenido la suerte de llevar a recorrer el pueblo para ver las hogueras a mis nietas.....¡que bien se lo han pasado y cómo les ha gustado la patata asada!. La verdad que en este día da gusto ver a tanta gente en armonía disfrutando de esta original fiesta de los marchos.
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