Bienvenid@s

Estoy convencido de que la unión hace la fuerza, como los granos de una uva dan la mejor cosecha de vino. Por eso brindo este espacio para que podamos echar en el mismo lagar todos nuestro mejores granos y asi ir construyendo una parroquia y pueblo mejor.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Racimo de charlas biblicas- 3

SOLO UNO TAN HUMANO PODRÍA SER DIOS
Redescubrir la realidad humana de Jesús
3
Seguimos mirando a Jesús para descubrir en el fondo de su vida esa presencia del Padre que a unido suerte a la historia humana, a nuestro caminar.
1. Miramos a Jesús
Necesité de amigos. Después los llamaron apóstoles e hicieron de algunos de ellos los cimientos de la Iglesia. Pero yo, no quería más que amigos y amigas que paliaran un poco el amargo cáliz que fue para mí la relación familiar en la última fase de la vida, aquella en que me dediqué a proponer la utopía del Reino (Lc 8,1-3). Quería y anhelaba "otra familia", la de quienes entienden el designio del Padre (Lc 8,19-21). Pero, más a la base, quería paliar la herida de mi corazón herido, como el de tantos.
Fueron tres años intensos de amistad honda, dura, herida, pero gozosa. Podría pensarse que acabó en un fracaso, pero no fue así, porque donde hay amor no hay fracaso. Y allí hubo amor. Su abandono fue el rostro de su fragilidad, no de su amor (Mt 26,56). Yo los escogí para que estuvieran conmigo (Mc 3,14), para hacer grupo humano, porque había descubierto, en mis ratos de oración y de silencio, que, como dice uno de vuestros pensadores, más allá de cualquier velo, el sentido de la vida, es vivir con y para el otro.
Tuvimos momentos de sufrimiento (Lc 4,155), de perplejidad (Mc 2,16), de desamparo (Jn 16,32), pero también de gozo (Lc 10,26), de dicha (Le 10,21), de intimidad (Me 4,10-25). Sin ellos y ellas no habría podido entender el extraño modo de vida que me marcaba el Padre: de aldea en aldea ofreciendo la paradójica propuesta del Reino.
Como dijo un historiador de la época, ellos me amaron desde principio (Josefa, AJ XVIII, 63-64). Eso les hizo aguantar el trallazo de la muerte y por eso dijeron que mi muerte afrentosa no había sido solamente una injusticia, sino que segula vivo junto a ellos. Fueron amigos más allá de la salvaje herida del desarraigo y de la muerte. Su amor nunca se quebró. ¿Hace falta prueba mayor de amistad? Una vida sin amigos y amigas oscurece el sentido de lo humano. Por eso los necesité tanto, por eso los necesitáis tanto.
Conocí la alegría. A pesar de que naci en el grupo de los desheredados sociales, a pesar de que, en una sociedad del honor, el deshonor fue compañero hasta el final, a pesar de que las fauces de la pobreza nunca soltaron su presa, a pesar de todo ello, conocl la alegría. No lo han reflejado mucho los Evangelios porque nacen de un tronco cultural donde la alegría es casi siempre mirada de reojo, con suspicacia. Pero conocí la alegría, la que viene envuelta en amistad (Jn 11,5), en confidencia (Lc 7,36), en descubrimiento de la hermosura del otro (Mt 8,10).
Conocí los estremecimientos del corazón (Jn 20,15), la alegría que se abre paso entre las lágrimas (Jn 11,35), el gusto dulce del abrazo y del beso (Mc 9,36). Oré con alegrIa (Le 10,26), comí con alegria (Lc 15,1-10), canté con alegría (Jn 3,29). Es difícil que en la vida los pobres brote la alegría, pero en la mía si que brotó, aunque fuera modestamente. Eso me hizo soñar y hablar de una alegría "inarrebatable", que nadie puede quitar (Jn 16,22). Esa alegria es susceptible de mezclarse al sabor acre de las lágrimas y al desconsuelo pesado del corazón. Pero existe. Ahora me dedico a fomentar en las personas loa alegría que nadie puede arrebatar. Es tarea ardua, pero se consigue, porque hay personas que logran sonreír a través de las densas nubes de su mal. Ellos son sembradores de gozo tanto o más que yo, tenedlo por seguro.

2. Dialogamos y nos escuchamos a nosotros
Hemos de reflexionar sobre el itinerario de amistad de nuestra vida, sobre nuestra capacidad para generar un vecindario saludable, sobre cómo cultivar la relación para que ésta se mantenga viva. El nivel de relación indicia, con frecuencia, el nivel de humanidad.
También seria bueno, ahora que se acerca la navidad, pensar en qué ponemos nuestra alegría, si en la buena relación o en cosas que son muy relativas.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Adviento: 2º domingo A

MARCOS 1, 1 8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos”». Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero El os bautizará con Espíritu Santo».

Adviento, racimo de alternativas

En una reflexión preciosa que seguro que nos hace pensar y vivir nos ofrece Fidel Aizpurúa su retiro para estas cuatro semanas. Así será tiempo de autentica esperanza, de ALTERNATIVAS. ¡Buen provecho!:

OSAR ANDAR SOBRE EL SABERSE PERDIDO
El Adviento como tiempo de alternativas
Retiro en el Adviento de 2011

Si para algo no estamos, es para pensar en alternativas. Decimos que no hay alternativas para la situación económica y que lo único que se puede esperar es que el paro aumente todavía más. Así mismo, decimos que no existe alternativa este modelo neoliberal de vida y pensamiento, por lo que hay que subirse a ese carro, guste o no. Afirmamos también que esta es la Iglesia involucionista que nos ha tocado vivir y que hay que aceptar esta hora con resignación. La palabra alternativa, no suena.

Y, cuando suena, su voz es sofocada por el sistema que propone sus alternativas, las de siempre, que no alternativa de nada. Así ha ocurrido con el libro de Vincenç Navarro y Alberto Garzón “Hay Alternativas” (Io puedes encontrar en la web de ATTAC). Después de tener la promesa de publicarlo, Alfaguara lo ha desechado. Y ¿por qué? Porque en ese grupo editorial están los bancos, los políticos del sistema. Y las alternativas que el libro propone no son las del sistema. Pero alternativas, haylas.

Por otra parte, cuando llega cada año el Adviento es precio hacer un esfuerzo explícito para generar espiritualidad en torno a él, si no queremos que pase sin pena ni gloria. Quizá una forma de traducir el clásico “Adviento tiempo de esperanza” pueda ser “Adviento tiempo de alternativas”. No es fácil verlo así. Pero entonces, ¿Cuándo hablamos de esperanza, de qué hablamos? Una esperanza sin rostro es una esperanza vacía. Llamar a una esperanza vacía es un fraude intolerable.

2 Pe 3,13 dice aquella hermosa frase que habríamos de grabar en nuestra memoria y en nuestro corazón como un sueño irrenunciable: “Nosotros ateniéndonos a su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia”. ¿Cómo va a brotar la justicia si flaquea la esperanza? ¿Cómo van a surgir la maravilla de un cielo nuevo y una tierra nueva si desaparecen las alternativas a esto que tenemos que no es, ni de lejos, ese cielo y tierra nuevos soñados?
Es preciso ser osados, como luego diremos, para “andar sobre el saberse perdido”, para resistir en todos nuestros extravíos y pérdidas y querer encontrar, una y mil veces, el mejor camino que nos lleve al soñado día del Reino de Jesús. El problema no es cuánto podemos, sino a cuánto estamos dispuestos. La pelota está en nuestro tejado. Es preciso animarse.

1. Osar andar sobre el saberse perdido
Como en otras ocasiones, y antes de ir a la luz de la Palabra de que la que sacamos ánimo e inspiración para ir caminando en la fe, queremos comentar un poemilla del poeta y sacerdote argentino H.Múgica (Y siempre después el viento, Visor, Madrid 2011, p.60):
Ver no es abrir los ojos,
es arrojar a un lado el bastón blanco:
osar andar
sobre el saberse perdido

 Ver no es abrir los ojos, es arrojar a un lado el bastón blanco: Ver es luchar contra todas las cegueras, contra el desaliento de haber sucumbido a la evidencia de que ya no se ve y de que se es esclavo del bastón blanco, de los apoyos y andadores que nos suministra el sistema (especialista en fabricarlos, para tenernos amarrados). Lo importante no es tanto decir que se ve, cuanto animarse a andar más allá de cualquier limitación, de cualquier oscuridad. Por eso, quien más ve no es quien mejor vista tiene, sino quien más ánimo encierra en el alma y se pone a caminar.

 Osar andar sobre el saberse perdido: No quedarse quieto, paralizado, en actitud de conformista derrota cuando uno se siente perdido. Atreverse a seguir andando por encima de toda desorientación, más allá de la pretendida evidencia del sistema de que no hay nada que hacer (siempre que se haga lo que dice él). Esa osadía es la que se requiere para ser modestamente alternativo, para que los sueños no solamente no se apaguen sino para que se mantengan vivos a pesar del helador viento que desatan quienes no quieren ninguna clase de alternativa, a pesar del desaliento que nosotros mismos sembramos en el campo de nuestra propia alma. Ser alternativos exige una cierta osadía y el precio que conlleva. Porque no se puede ser alternativo, si siquiera un poco (que es lo mismo que se profético) sino que rápidamente te pasen factura.
2. La vocación de la comunidad cristiana a lo alternativo
Lo peor que le puede pasar a la comunidad cristiana es que la alternatividad (que, ya lo decimos, es la misma profecía) se muera, que se adocene y funcione como todo el mundo, que piense y valore la realidad como todo el mundo. Entonces no tendrá nada que aportar al futuro de lo humano, a los sueños más acariciados de la existencia histórica. La alternatividad es lo que le costó a Jesús el cuello, pero es lo mejor del Evangelio. Si hubiera hecho una propuesta espiritual al uso, habría sido, todo lo más, un buen fariseo. Pero hizo otra clase de propuesta: tocó leprosos, sacó asnos de la zanja en sábado, cuestionó lo incuestionable, se relacionó con colectivos débiles (mujeres, niños, leprosos, etc.). Su vida fu alternativa, por eso pudo proponer un camino así a la comunidad de quienes se dicen sus seguidores. Vamos a tomar un texto elocuente.
Mc 9,42-48 pertenece a la gran catequesis que Jesús hace a los discípulos en privado y luego a la gente más en general (Mc 9,30-10,31). Es una catequesis social y económica puesto que los temas no tienen ningún componente religioso. Habla del servicio, de la liberación, de la alternatividad que pone freno a la ambición, de la elemental igualdad, del acompañamiento a los débiles, de las raíces de la confianza. En 9,42-48, pasaje que siempre ha sido leída desde la perspectiva del “escándalo” (dándole a la cosa connotaciones de moralidad sexual sobre todo) parece, en el fondo, hablarse del comportamiento alternativo que en materia de relación humana, proyectos, caminos y economía ha de tener la comunidad creyente.
Un ajeno a la comunidad, “uno de estos pequeños” (quizá un pagano) que no tiene ambición de poder y preeminencia, que está harto de una sociedad asentada sobre el dominio, el poder, la riqueza opresora, uno que aspira a otro tipo de vida más humano, fraterno y solidario, se llega a la comunidad de Jesús creyendo que ahí va a encontrar eso distinto, alternativo, que anda buscando. Y cuando se llega a la tal comunidad se encuentra que ellos también, los seguidores de Jesús, funcionan como todo el mundo, en los parámetros del poder, del dinero opresor, de los negocios turbios. Y se escandaliza profundamente. A la comunidad que genera ese escándalo, “más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y la arrojasen al mar”. La exageración, la hipérbole, está hablando de la extrema gravedad de tal escándalo. No es otro que la incapacidad de la comunidad cristiana para generar caminos económicos alternativos al hecho social imperante, a la economía de mercado globalizada, al pensamiento único que deja fuera a quien piense de maneras distintas, a modos sociales de vivir que hacen del mundo un planeta de náufragos aherrojados fuera del “trasatlántico” rutilante del sistema. La comunidad de seguidores tendría que ser paladín de otra economía, de una alternatividad económico-social que sea patria de quien anhela un mundo distinto y fraterno.
Puede ser que la comunidad se anime a construir ese duro y exigente camino alternativo. ¿Cómo hacerlo? El texto da tres pistas claras:
 Examinar las obras: Con las manos hacemos las obras (homo faber), fabricamos múltiples recursos, entramos en el mundo de la producción económica. El creyente tiene que “cortarse las manos”. El modismo semita indica que es preciso hacer un fuerte análisis sobre nuestros modos de producción económica porque lo importante, según el sueño de Jesús, no es producir mucho, sino hacerlo en modos y planteamientos humanizadores. Si en la comunidad no se viera esto claro, sería necesario un tremendo esfuerzo reorientador hacia un tipo de producción, de negocio, al servicio de la humanización de la persona, no pasando por encima y destruyéndola, al servicio de un cruel capitalismo.
 Examinar las conductas: Con los pies andamos; únicamente los humanos tenemos pies para desplazarnos y cabeza para saber a dónde queremos ir. Es un símil de nuestras conductas, de nuestros comportamientos relacionales, de los caminos que elegimos en nuestro mundo de relaciones. El modismo “cortarse el pie” está indicando que para construir una sociedad alternativa se precisa un fuerte discernimiento sobre nuestro mundo relacional para ver si está montado sobre una relación fraterna, constructiva de amor y de dicha, sobre la justicia y el respeto con todos, singularmente con los débiles, o, más bien, sobre la opresión, la apropiación de las personas, el expolio afectivo, el menosprecio de quien tiene menos recursos personales. Si es así, merecería la comunidad la piedra de molino al cuello. Si fuera lo contrario, habría entendido ensueño de Jesús y sus lógicas exigencias.
 Examinar la economía: Los ojos son la sede de la ambición (“los ojos insaciables”, que dice 1 Jn 2,16); con ellos “devoramos” los bienes y en ellos se refleja el brillo atrayente del dinero. Pues bien, el modismo “sacarte el ojo” está indicando un fuerte discernimiento sobre nuestros planteamientos económicos, sobre nuestros estilos monetarios. El Evangelio tiene por cierto que la persona y sus valores están por encima del brillo del dinero. Si esto funciona en la comunidad estaremos en los parámetros del Reino; si no funciona así, hay que volver a aplicar el “correctivo” de la piedra de molino al cuello.
La vida cristiana habría de tomar bien en serio esta clase de textos no tanto para sucumbir bajo su amenaza (el Evangelio no quiera amenazar), cuanto para animarse a generar alternatividad económica y social en un marco ciudadano que, con bastante frecuencia, va por otras sendas. Si la vida cristiana funciona en materias de economía y de vida (de evangelización incluso) como todo el mundo ¿cómo va a proponer sin sonrojarse una espiritualidad evangélica? ¿Cómo va a ordenar sus propias estructuras con la novedad que postula el compromiso del seguimiento?

3. Caminos de alternatividad humilde .
Porque cuando se habla de ser alternativos no estamos ni queriendo hacer la lección a nadie ni pretendiendo grandes cambios. Simplemente deseamos que los caminos del seguimiento con Jesús tengan un punto de diferencia y de promesa que los sistemas no están capacitados para darlos porque, sencillamente, no les interesan. Esbocemos algunos campos de esa alternatividad humilde:
a) Caminos sociales

 En el tema del empleo: Tener en el punto de mira y de las preocupaciones los cinco millones de dramas que son los parados. Si hay que contratar a alguien (a nivel parroquial, o familiar) hacerlo bien; apuntar al sector más débil de los parados (la inmigración); apoyar, si viene al caso, empresillas de inserción de poco beneficio.

 En el tema de la vivienda: Unirse varias parroquias para crear una “bolsa de alquileres” para aquellos con grandes dificultades para alquilar (sin papeles); acogida sencilla en locales parroquiales a modo de ayuda pasajera; acogida en casa, cuando y como se pueda, siendo personas que acogen.

 En el tema de la comida: No tirarla; tratar de solucionar siquiera temporalmente el problema, no avergonzarse de pedir para dar; no avergonzar al dar, hacerlo con dignidad.

 En el tema de la denuncia: Apoyar a las comisiones de denuncia de Cáritas; creer en el valor de la denuncia con humanidad; hacerse visible en lugares de denuncia; apoyar campañas on line que apuntan a la denuncia.

b) Caminos espirituales
 Espiritualidad y comportamientos liberadores: hablar, pensar y actuar en lados lo más alejados posibles de lo oficial, de lo sistémico, de lo consagrado. “Profetizar” diciendo nuestras posturas no oficiales, aunque eso marque un poco. Apuntar a maneras alternativas de leer el hecho social. Tener fuentes de información algo “marginales”.
 Acompañar procesos: No tanto actos puntuales, maneras espirituales que no tienen los modos de un proceso con principio y fin; ser acompañante de caminos difíciles (adolescentes, personas marcadas, fuertes soledades).
 Escuchar lo que no se oye: Porque hay muchas cosas y muchas personas a las que no se oyen. Leer con ojos distintos la bondad que se oculta en la gente “mala”, lo positivo que hay en las situaciones de pobreza (malas en sí mismas), los gozos que esconde el dolor (también malo en sí mismo), la justicia que piden las situaciones de injusticia aunque no les hagamos caso.
 Seguir leyendo incansablemente los signos de los tiempos: Porque ya casi nadie habla de ellos. Leer los signos buenos y los no tan buenos como voz de Dios que habla. Traducir esa voz a lenguajes inteligibles para percibir que la realidad está transida de la presencia de Dios en nuestra historia.

c) Caminos evangelizadores
 Eucaristías alternativas: Porque la eucaristía tiene el grave problema de su rutina, de su ritualismo, de su aburrimiento, de su poca participación, de su cansancio. Intentar eucaristías alternativas, de pequeños grupos, fuera del marco del templo, con participación, más cercanas a la realidad que vivimos todos.
 Homilías con alma: No solo con sabiduría (que no estaría mal). Homilías que realmente dicen algo al corazón de quien habla y en las que éste habla desde el corazón, no solo desde la cabeza (o desde el oficio de predicador). Tratar de palpar las situaciones vitales de las personas para verter ahí una palabra de ánimo y luz. Y si no, mejor calla, porque, como dice alguien, el alejamiento de la fe viene, en parte notable, por la deficiencia de nuestras homilías (catequesis habitual de las comunidades cristianas).
 Ofrecer oración y espiritualidad: No solamente sacramentos. Ir abandonando el camino fácil y repetitivo de las eucaristías rituales y meter, de vez en cuando, un espacio de oración, de espiritualidad pura, de mística.
 Evangelizar fuera del templo: En los locales parroquiales, en la misma calle. Plantearse la pregunta de la presencia ciudadana del hecho cristiano, más allá de shows religiosos. Volver a retomar el nunca tomado del todo tema de los “alejados” de la fe, de una ciudadanía alejada del hecho creyente.

d) Caminos fraternos
 Mirarnos con benignidad en nuestras pobrezas: Porque, en esta época de reducción, puede ser que aflore la mirada cuestionadota de nuestras pobrezas, cuando tendría que aparecer una manera benigna de mirarnos, lo que no excluye el discernimiento. Mirarse para animarse a trabajar más a pesar de la disminución de vigor social de nuestros grupos.
 Abrirnos: Conjurar el peligro de cerrarnos ideológicamente, solidariamente, vitalmente. Intentar crear un tipo de vida fraterna aireada, no sectaria, de corte profético, no sistémico. Acercarse a lugares de secularizad para proponer ahí espiritualidad.
 Vida sobria, honrada y religiosa: Como una forma concreta de revitalizar el hecho fraterno. Volver a los caminos de lo simple, del disfrute con poco, del consumo controlado, del decrecimiento.
 Creer en la fuerza de nuestro potencial: Humano y de medios. Aunque haya disminuido mucho, aún tenemos posibilidades de trabajar, de colaborar con quien se preocupa por el futuro de lo humano. Estar dispuestos a compartir ese potencial con otros.
Conclusión
Los caminos de la alternatividad no son imposibles ni fuera del alcance de cualquier persona que los anhele. Basta levantar los hombros ante las limitaciones y animarse a caminar. La realidad enseña que personas con ilusión ha sido capaces de andar sendas nuevas, propuestas distintas. Que el “alternativo” Jesús nos ilumine en este Adviento para que la Navidad sea, en realidad, la fiesta hermosa de una alternativa humanizadora, no un mero final de año o una fiesta sin rumbo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Adviento, racimo de esperanzas. Evangelio

San Marcos, 13, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormi­dos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

lunes, 21 de noviembre de 2011

viernes, 18 de noviembre de 2011

Racimo de charlas biblicas- 2

Dos aspectos pequeños pero con mucha "miga" tocó en nuestro curso Fidel. La asistencia fue buena así como el diálogo. Todo es poco por ahondar en la Palabra.
SOLO UNO TAN HUMANO PODRÍA SER DIOS
Redescubrir la realidad humana de Jesús
Capitulo 2
Hemos de aprender de nuevo a Jesús, más humano, con mayor arraigo en la persona, más cercano a nuestros días, a nuestras maneras de vivir. Es un Jesús para la vida. Podemos ayudarnos con paciencia y comprensión. El fruto: una fe más adulta.
1. Miramos y escuchamos a Jesús
Me costó mucho ir a los paganos. Vosotros lo sabéis tan bien como yo: a los judíos no se nos había perdido nada en tierra de paganos. Estaban, por nacimiento, destinados al infierno. Eso nos habían enseñado desde siempre y yo lo había aprendido como todos. La tierra de paganos era para nosotros una antesala de la gehenna. No íbamos allá más que para negociar. Por eso, se me hizo muy cuesta arriba cuando en mis noches de oración empecé a entrever que el designio del Padre que hace salir su sol sobre buenos y malos (Mt 5,45) también lo hacia salir sobre judíos y paganos.
Me costó mucho ir a tierra de paganos a ofrecer el Reino. Los pies no me seguían; mi corazón se quedaba en la tierra de Israel cuando enfilaba a la región de Tiro y de Sidón. Los mismos discípulos no lo entendían: ¿qué pinta un Mesías en tierra de paganos? Les descolocaba cuando les decía: "Vamos al otro lado" (Mc 4,35). Y eso que los del "otro lado", la Decápolis, eran medio paganos, gente de alguna manera vinculada a Israel, aunque de costumbres próximas a los gentiles. Eso les descolocaba. Imaginad cuando les dije: iremos a Tiro y a Sidón. Sus ojos se abrieron incrédulos y su corazón se llenó del agrio sabor del disgusto.
Pero fuimos, porque, no sé muy bien cómo, yo intuía que eso hacía parte del Dios desconcertante que ama a quien no sabe distinguir "su mano izquierda de la derecha", como dijo la vieja profecía (Jonás 4,11). Nada más entrar en el territorio de Fenicia, en un pueblo nos salió al paso aquella mujer gritona (Mc 7, 24-31). Yo me hacía el loco, no la quería escuchar. Los mismos discípulos tuvieron que decirme que ya, estaba bien de aguantar aquella tenaz queja, aquel lamento que como un berbiquí, nos molía los sesos. Me salió automáticamente: "No está bien echar el pan de los hijos a los perros" (Mc ,27). Lo desabrido de la frase tendría que haber sido suficiente para hacer desistir a aquella mujer inasequible al desaliento. Pero el amor por su hija puso una rápida respuesta en sus labios: "También los perrillos se comen la migas que tiran los chiquillos bajo la mesa" (Mc 7, 28),
Me desconcertó. No tuve más remedio que admitir, entre regocijado y confuso, que aquella era una fe "de las grandes" (Mt 7,28), difícil de encontrar en mis paisanos de Israel. Volvimos dando un rodeo por la Decápolis. íbamos en silencio. Seguíamos sin aceptar que el Reino, nuestro sueño grande, fuera también para los paganos. Pero algún día aquella semilla sería la que fructificaría en una misión entre los paganos de consecuencias decísivas. ¿Podría esto ayudaras a des privatizar el Evangelio, cosa que habéis hecho vinculándolo a una religión? ¿Sería el recuerdo de esta aventura. suficientemente fuerte para soñar en una espiritualidad laica, propiedad de todos, más allá de los estrechos límites de una dogmática? ¿Seguís también vosotros con la vieja mentalidad de "tierra de Israel" u os habéis animado a comenzar el "viaje a los paganos", el viaje al corazón de toda persona?
Una certeza que nunca me abandonó. Nunca tuve las cosas del todo claras. La luz para saber discernir el designio del Padre venía a rachas. Unas veces la cosa estaba clara (Mt 17,2), otras se oscurecía al límite (Mc 14,34). Pero, en cualquier caso, siempre tuve anclada en el corazón una certeza: "el Padre siempre estaba conmigo" (Jn 16,32). Puede ser que nos os parezca cosa decisiva, pero para mí era, a veces, la única tierra firme que pisaban mis pies, la casa segura donde me rehacía y encontraba ánimo.
Quizá fuera porque mi vida estuvo amasada al desamparo y a una cierta soledad: mi familia no me apoyó (Mc 3,21), mi gente no fue un aliento (Mc 3,31), mis mismos discípulos se quedaban, a veces, lejos de mi alma (Mc 9,32). Algo me decía que el Padre siempre estaba ahí, que el suyo era un regazo al que podía volver cuando mordía la soledad.
Sé que algunos de vosotros se han quedado desconcertados y hasta escandalizados de que, en la cruz, manifestara con tanta violencia el abandono de Dios (Mc 15,34). Sí, me vi abandonado, perdido, en una espantosa oscuridad. Se quebró la vasija de mi vida. Pero ahora lo sé: nunca el Padre estuvo más cerca de mi vida como cuando me creí abandonado. Nunca jamás sus caricias fueron más intensas que entonces; jamás lloraron tanto los inconmensurables ojos de Dios como cuando mi sangre se derramaba en aquel patíbulo. Ahora lo he sabido. Y el saberlo, acrecienta mi certeza, aunque entonces fuera noche cerrada.
Aun me sosiega su presencia, aún me apacigua. Quizá vosotros no buscáis esta clase de remedios en vuestro tremendo frenesí moderno. Pero en esta clase de certezas anida la calma porque anida el amor. Alguno de vuestros poetas lo ha dicho: si confiarais atravesarías la vida con la tranquilidad de los grandes ríos. Eso me ha pasado a mí.

2. Dialogamos y nos escuchamos a nosotros
A.- ¡Cómo nos cuesta a nosotros hacer un sitio en nuestra mesa el distinto, sobre todo si es lejano y pobre! Sin embargo, no perdemos como personas, porque abriéndose a los otros todo el mundo sale ganando. Los cristianos habríamos de ser gente flexible con las personas de otras culturas y pueblos. ¿Cómo va evolucionando el tema de la inmigración en nuestros pueblos? ¿Cómo lo vamos viendo a medida que pasan los años?
B.- Otra cosa distinta. ¿De qué calidad es nuestra confianza en Dios? ¿Cuándo las cosas no vienen bien dadas cómo nos dirigimos a Dios? ¿Por que siempre le estamos pidiendo? ¿Habría otra manera de entender la realidad de Dios como alguien que nunca nos abandona, aunque no cumpla nuestros deseos inmediatos? ¿Se puede creer en un Dios que "no da nada", más que amor?

martes, 15 de noviembre de 2011

Evangelio del domingo 34 A

MATEO 25, 31 46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestirnos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. Y entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él replicará: “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

viernes, 11 de noviembre de 2011

Racimo de reflexiones anteelectorales


Todo lo que nos haga pensar para decidir con responsabilidad bienvenido sea. Así me ha parecido y así os cuelgo este racimo de reflexiones.
DECÁLOGO PARA TIEMPO DE ELECCIONES
Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Tenerife / Boletín de JP.
La Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Tenerife ha elaborado diez puntos para que nuestro comportamiento sea coherente con la identidad de un ciudadano responsable y la de un cristiano comprometido con su tiempo

1. El tiempo de elecciones es un tiempo en el que florecen las ofertas, las gangas... Como en un mercado, los candidatos ofrecen todo un conjunto de beneficios o ventajas para el consumidor, para el votante…Contra la promesa fácil de los candidatos, el elector debe considerar la confianza que le inspire su compromiso para el cumplimiento responsable de los programas y la valoración de su comportamiento.

2. Suele ser ocasión para la descalificación y el insulto a los contrarios, utilizando etiquetas que ya deberían estar superadas como, izquierdas-derechas, reaccionarios-progresistas, fascistas-antifascistas…
Desde una actividad respetuosa con los oponentes, contra el vicio de la descalificación y el ataque del adversario, debemos valorar un comportamiento centrado en la defensa y la justificación de los propios programas.

3. Hoy vivimos un tiempo en el que, a falta de valores más profundos y contrastados, se percibe una credulidad y simpleza que genera personas fáciles de seducir.
“Contra la admiración excesiva”, simple y poco crítica de los líderes avalados por los medios de comunicación, proponemos el apoyo de trayectorias comprometidas con la mejora de los derechos de todos los hombres y mujeres. La luz del Evangelio ha de ser para los cristianos el mejor contraste y la mayor confianza para la evaluación de estas trayectorias.

4. Echamos de menos en los días de campaña, la serenidad de una crítica reflexiva de las posiciones del adversario. La crispación nace de defender nuestras “verdades” destacando los “errores” del otro; por el contrario, la serenidad nace del fundamento y la confianza en nuestros propios argumentos. ¿A qué obedecerá la actitud de quienes desean ganarse el favor de los electores suscitando la crispación? ¿No será a la debilidad de sus argumentos?

5. Llegado el día de las elecciones, contra la irresponsabilidad o el pasotismo de quienes se abstienen, y desde la defensa del compromiso social del cristianismo, nos parece obligada nuestra participación, al menos como votantes.
Antes de injuriar y desprestigiar la política y a los políticos, debemos pensar que son mediaciones indispensables para la democracia y un reflejo de la sociedad que hemos creado y de nosotros mismos.

6. En un tiempo de superficialidad, contra el voto fácil y visceral, reflexionar y analizar los programas ofrecidos. Es obligación del cristianismo ahondar en los programas electorales y no quedarse en los titulares porque la profundización es un vehículo de paz.

7. Insertos en una cultura que exalta el éxito, la suerte y el saber aprovechar las oportunidades, contra el “oportunismo” de quienes calculan la ocasión conveniente, anteponer la defensa de la verdad y la justicia.
El ciudadano responsable debe optar por un voto apoyado en convicciones ideológicas y morales, así como en la valoración de la trayectoria de quienes reclaman nuestro voto.

8. Tras el recuento de votos, los ganadores ponen énfasis en la exaltación de su victoria y destacan los defectos del contrario. ¿No sería mejor ponderar las dificultades de la responsabilidad adquirida y contar con la participación de toda la ciudadanía que destacar los defectos del contrario.
Esto pondría de manifiesto el respeto que merece el elector que decide, como ciudadano, y la limpieza del proceso, por encima del desprecio que nos merece el contrario.

9. Por su parte, los perdedores, contra el reconocimiento de la victoria de quienes han merecido la confianza de los votantes, hacen una interpretación interesada de los resultados, maquillando su derrota. ¿No sería más honesto reconocer que, en democracia, la mayoría obtenida procede del legítimo derecho de todo ciudadano a expresar su opinión?

10. Por fin, pasadas las elecciones, en lugar de la exclusión del derrotado. ¿No sería aconsejable tener claro que la “cosa pública” es de todas las personas, que el alcance de estas actuaciones supera a la legislatura y que deben construirse sobre el consenso y el interés de todos? ¿No sería aconsejable invitar a la participación de los perdedores en las tareas públicas de mayor trascendencia como la educación, el empleo, la política antiterrorista, la migración, la planificación de recursos, el desarrollo...?

martes, 8 de noviembre de 2011

Evangelio del domingo 33

MATEO 25,14 30


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata; a otro dos; a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
 Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El Señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».
¿Te lo guardas o multiplicas?. ¡ESA ES LA CUESTIÓN!

sábado, 5 de noviembre de 2011

Evangelio del domingo 32

Super claro, no perder aceite!


Evangelio de San Mateo (25, 1-13):
Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: - ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo! Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: - Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas. Pero las sensatas contestaron: - Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis. Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: - Señor, señor, ábrenos. Pero él respondió: - Os lo aseguro: no os conozco. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»