Racimo de solera y gran reserva: bodas de platino y oro

El pasado 24 de agosto, en los Arcos, (Navarra), un racimo de monjas Hijas de la Cruz celebraron las bodas de platino y de oro de sus votos perpetuos. Un aniversario de sus bodas con Cristo y del servicio a la Iglesia y los pobres desde la Congregación Hijas de Cruz.
El lugar es muy emblemático para la Congregación porque en Los Arcos estuvo viviendo el fundador, Padre Andrés Huberto Fournet exiliado de la revolución francesa. Se conserva el piso donde el vivió y es lugar de peregrinación frecuente para la Congregación.
Después de los saludos y reencuentros, unas cincuenta religiosas se congregaron en el maravilloso templo parroquial acompañadas por sacerdotes y gente del pueblo que no se quiso perder esa ocasión, para dar gracias a Dios.
La verdad es que la celebración fue un canto a la fidelidad. Primero la de Dios para con nosotros: "Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas las edades", que es el salmo que entonamos y no nos cansamos de repetir. Pero también esa fidelidad de unas mujeres consagradas hace 75 y 50 años, que alaban al Señor y le renuevan, como el primer día, su entrega y amor. Sin titubear y con la misma frescura de novicias, dijeron si al Señor y a la Congregación. ¡Bravo por ellas!.
La fidelidad, como el mejor de los vinos, el gran reserva, que se sigue ofreciendo en el atardecer de la vida, como disfrute y brindis de alegría. ¡Que buena oferta en estos momentos de nuestra historia!
¡Gracias hermanas por vuestra entrega y generosidad, gracias por todos esos ramilletes y racimos de vuestros servicios a la Congregación y a los pobres!. ¡Continuad así generosas y valientes!.
Y claro, nos unimos a vuestra alegría, como lo hicimos en la esplendida mesa que compartimos, y brindamos por vuestra plena felicidad!