Empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta».
miércoles, 24 de agosto de 2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
Evangelio Domingo 21
Llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: —Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les preguntó: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: —Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: —¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que esta en el cielo.Ahora te digo yo: —Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías
La JMJ
Creo que mas vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad. Y desde ahí veo lo que la hoja parroquial de Uruñuela, nos sugiere como frutos de esa Jornada Mundial de la juventud. Una fiesta de fe y de experiencia eclesial.
LOS FRUTOS DE LA JMJ
La JMJ está considerada como un acontecimiento del Espíritu, donde el Señor, sin duda, sale al encuentro del joven peregrino. Tras este encuentro es cuando podríamos comenzar a hablar verdaderamente de los frutos de la JMJ, que se concretaran en la propia vida del joven y harán de él:
1. Un joven más fortalecido en su fe, sin esconderla, capaz de manifestarla en los distintos ambientes donde habitualmente desarrolle su vida, viviéndola con una nueva seguridad.
2. Un joven con clara conciencia eclesial, consciente de su pertenencia a la Iglesia y de la convivencia de multitud de carismas, pero todos bajo la dirección del Espíritu Santo.
3. Un joven comprometido con la misión evangelizadora de los discípulos del Cristo, expresado en nuevas formas de servicio a los empobrecidos del mundo desde lo concretos del lugar donde se vive en nuevas formas de servicio.
4. Un joven corresponsable con la tarea pastoral de la Iglesia, sintiéndose parte activa de la misma.
5. Un joven que se compromete con los valores del evangelio en los movimientos eclesiales y en los movimientos sociales: nuevos movimientos sociales, sindicatos, partidos, organizaciones culturales, ONGs para hacer un mundo según Dios.
Evidentemente esta acción generosa del Espíritu también repercutirá en beneficio de nuestras propias comunidades, pues ayudará a hacer de ellas:1. Comunidades más vivas y dinámicas donde podamos escuchar y atender los deseos y expectativas de los más jóvenes y de los mas necesitados, haciéndonos, quizá, no caer en el desanimo, el conformismo o la pasividad en la siempre urgente tarea evangelizadora.
2. Comunidades donde el joven pueda sentirse acompañado en el camino que lo lleve a ser verdadero discípulo de Cristo, potenciando en él la vida fraterna,.la oración y el compromiso que Jesús sin duda le pedirá.
3. Comunidades donde las aportaciones de los jóvenes y de los pobres puedan ser acogidas con entusiasmo.D. Juan José al final de la Eucaristía del envío en Calahorra, despidiendo a mas de 3000 jóvenes que se irán a Madrid
jueves, 11 de agosto de 2011
Evangelio Domingo 20
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
- Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo. Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: - Atiéndela, que viene detrás gritando. Él les contestó: - Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel. Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: - Señor, socórreme. Él le contestó: - No está bien echar a los perros el pan de los hijos. Pero ella repuso: - Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos. Jesús le respondió: - Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas. En aquel momento quedó curada su hija.
miércoles, 3 de agosto de 2011
Evangelio Domingo 19
PASAR A LA OTRA ORILLA, ESA ES LA CUESTIÓN.
MATEO 14, 22 33
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: «¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua». El le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame». Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios».
MATEO 14, 22 33
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: «¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua». El le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame». Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios».
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