Con alegría y con toda puntualidad se encendieron al toque de campana los "marchos". Y dimos la vuelta al pueblo a buen paso y para decirnos a nosotros mismos que somos un pueblo en fiesta, cumplidor de nuestras tradiciones. Así fue el final cuando compartimos la patata y brindamos con nuestro vino. Una noche bien bonita. ¡Que nos dure mucho ese calor y esa luz del fuego purificador!
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