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Vivir la sencillez es disfrutar de
los innumerables regalos que la vida, la Naturaleza, te ofrece constantemente y
que pasan desapercibidos para la mayoría de la gente
1. Perspectiva bíblica
Decía también a la
gente: «Cuando veis una
nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede. Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? (Lucas 12,54-56).
Este texto se inscribe en esas sociedades agrarias en las
que la gente sabe aún leer el libro de la Naturaleza (nosotros hemos perdido
esto en gran parte). Para ellos, la Naturaleza es el libro primero donde se lee
la vida y al mismo Dios. La Palabra será el libro segundo.
Esta lectura de la Naturaleza supone un estar de cara a
ella, un mirarla constantemente, un amarla como casa en la que vivo. La
relación con la Naturaleza humaniza y abre a perspectivas espirituales. Pero el
mismo texto sugiere que la relación con la Naturaleza ha de llevar a
interpretar, a mejorar la vida, a saber leer lo que pasa y lo que nos pasa, a
explorar este tiempo en el que vivimos. La contemplación de la Naturaleza del
creyente no es un lirismo estético y poco más. Se trata de desvelar en ella el
paso de Dios que acompaña nuestro caminar.
2. Perspectiva ética
Es preciso pasar de una fase admirativa de la Naturaleza a
una fase participativa: la persona hace parte del hecho creacional y se ve
implicado en ello. No mira a la tierra como distinto de sí. La persona misma es
tierra.
Esto le ha de llevar a una relación equilibrada con ella:
es cierto que está a nuestro servicio, pero eso no le da a la persona patente
de corso para hacer lo que quiera con ella, para explotarla irracionalmente. La
Naturaleza tiene que ser cuidada y hemos de ser agradecidos con ella.
Por eso mismo, hay que desterrar el principio ético de que
“el hombre es rey de la creación”. Es, todo lo más, administrador de la misma.
No desdice nada de la persona el sentir parte del coro de lo creado. La
“superioridad” de lo humano en la creación es para poner en pie el cuidado
esencial de la misma.
3. Perspectiva práctica
Aunque esto se nos haya enseñado poco, siempre es tiempo
para ir adquiriendo una conciencia respetuosa con todo lo creado que ha de
manifestarse en detalles cercanos (cuida tus parques, por ejemplo) y en
preocupaciones lejanas (nucleares, presas que van solo a la ganancia, tala de
bosques, etc.).
Un pueblo demuestra su nivel ético en el cuidado y respeto
por las criaturas irracionales (animales, plantas, etc.). No desdeñemos estos
caminos.
La Naturaleza nos ayuda mucho en nuestra manera de vivir
con gozo y sencillamente. Por eso, habrá que encontrar la confluencia con ella,
ya que los humanos nos hemos alejado demasiado de la misma.
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