Mt 13,1-23
La semilla es como el agua de la lluvia. Concentra vida y puede hacer florecer la vida que la Palabra nos brinda continuamente. Podemos ser impermeables como sucedió con la parábola del sembrador, por permanecer en la superficie –en el borde del camino-, por habitar el terreno pedregoso –no tener un corazón de carne sino de piedra- o por caer entre zarzas –convertirnos en un espino para los demás-. Pero siempre hay posibilidad de convertirse en tierra buena, cuidada, labrada, mimada. ¡Cuánto saben los agricultores de mimos para la tierra! De su buen hacer podríamos aprender nosotros para la vida espiritual.
Este dibujo, en medio de los calores del verano, supone un “refrescarnos” con la Palabra. No pongamos paraguas o parasoles a la acción de la Palabra en nuestra vida. ¡Nos hace tanta falta! Sin la Palabra nos abrasaríamos en seguida, porque a veces las pruebas, las dificultades, las enfermedades… nos superan. ¡Dejémonos empapar por la lluvia de Dios y mantengamos la fe!
Gracias Fano por tus dibujos
El dibujo es genial y el mismo lo dice todo aunque el comentario no tiene desperdicio.......hay que "tirar todos los paraguas a la basura y destruirlos para no caer en la tentación de usarlos", pero cuesta mucho tirar algo que nos proporciona seguridad material....pediré ayuda para tirar el mío.Saludos cordiales
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