Participamos en la misa conventual con los monjes benedictinos que al día siguiente celebraban a San Benito, su fundador. Fue una misa participada por las tres parroquias peregrinas y con las palabras fervorosas del P. Jesús. Luego estuvimos de convivencia tomando nuestro vino de medio día y a cuenta de unas suculentas alubias de Anguiano o menestra; de segundo cordero guisado o bacalao. Todo exquisito. Cerramos el acto con el tradicional chupito de la casa: Licor de Valvanera. Así que la sobremesa salió casi sin querer, o de por aquello "de la panza sale la danza". Las canciones salieron sin parar y animadas por todos, aunque destacó Pablo con sus jotas. Ya por la tarde la oración mariana de despedida y a casa. Un día de convivencia parroquial estupendo, que con toda certeza nos animó hasta el año que viene.
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