Lectura del Profeta Habacuc.
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches? Yo te grito: «¡Violencia!», y tú no salvas. ¿Por qué me haces ver tantas injusticias y tú aceptas el espectáculo de la opresión? Ante mí no hay más que robos y violencia, por todas partes hay querellas y discordias. Y el Señor me respondió: «Escribe la visión, grábala en tablillas, para que pueda leerse con facilidad; pues es aún una visión para una fecha fija, llegará a su término y no fallará; si tarda, espérala, pues llegará en el momento preciso». El que no es justo sucumbirá, pero el justo por su fidelidad vivirá.
SALMO RESPONSORIAL (Ps 95)
Venid, cantemos jubilosos al Señor,
aclamemos a la roca que nos salva;
vayamos ante él a darle gracias
y a cantar himnos en su honor.
Venid a adorarlo, hinquemos las rodillas
delante del Señor, nuestro creador.
Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,
las ovejas que él guarda.
«No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me desafiaron
y me pusieron a prueba
aunque habían visto mis obras».
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo.
Querido hermano: Te recomiendo que reavives la gracia de Dios, que te fue conferida por la imposición de mis manos. Pues el Señor no nos ha dado espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de prudencia. Así pues, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero. Al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el evangelio, con la ayuda del poder de Dios, Conserva como modelo de sana doctrina lo que oíste de mí, con la fe y el amor de Cristo Jesús. Guarda este preciado depósito con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas. (Lc 17, 5-10)
En aquel tiempo los apóstoles dijeron al Señor: «Acrecienta nuestra fe». Y el Señor dijo: «Si tuvierais una fe tan grande como un grano de mostaza y dijerais a este sicómoro: Arráncate y trasplántate al mar, él os obedecería». «¿Quién de vosotros, que tenga un criado arando o pastoreando, le dice cuando llega del campo: Pronto, ven y siéntate a la mesa? Más bien le dirá: Prepárame de cenar, y ponte a servirme hasta que yo coma y beba. Después comerás y beberás tú. ¿Tendría que estar agradecido al criado porque hizo lo que se le había ordenado? Así también vosotros, cuando hayáis hecho lo que se os haya ordenado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».
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